Escribo estas líneas con el corazón lleno de emoción. Hace un dos años y medio llegamos a Estados Unidos, mi esposo y yo, a empezar de cero: nuevo país, nueva ciudad, nuevo idioma… y la sensación de estar lejos de todo lo conocido. Amigos, costumbres, rutinas, trabajo… todo había quedado atrás.
Y en medio de esa transición tan profunda, ellos aparecieron. Izzy y Smoke, dos gatos que habían sido abandonados por más de 13 años en el condominio. Invisibles para muchos, pero imposibles de ignorar para nosotros. Los adoptamos, sí… pero la verdad es que ellos nos adoptaron a nosotros.
Me gusta decir que me rescataron a mí.
En su silencio me ofrecieron compañía. En sus travesuras, alegría. En su presencia constante, un recordatorio de lo que importa: 👉 la familia 👉 la paciencia 👉 el amor incondicional 👉 y la capacidad de adaptarse, incluso cuando todo es nuevo.
Hoy hasta escribí un cuento infantil inspirado en ellos. Pero más allá de eso, quiero compartirte algo que descubrí profundamente: las mascotas no solo llenan nuestro hogar de ternura; también transforman nuestro bienestar emocional.
Diversos estudios ya lo confirman: 🐾 Acariciar, jugar o simplemente compartir momentos con un animal activa la oxitocina (la hormona del amor) y reduce el cortisol (la hormona del estrés). Nos ayudan a calmar la mente, a establecer rutinas saludables y, sobre todo, a sentirnos acompañados cuando más lo necesitamos.
¿Y si no tienes una mascota? La naturaleza también sana. Observar aves, cuidar una planta, caminar bajo el sol o respirar aire fresco… todo eso también es medicina emocional.
✨ Encuentra tu espacio de conexión. Volvé a lo simple. Permítete sentir. Y recuerda que a veces, quien más da, no es quien habla… sino quien simplemente está.
💭 ¿Quién o qué te sostuvo a vos en un momento de cambio profundo? A veces, compartir nuestras pequeñas historias también puede ser un gran acto de inspiración para otros.
👇 Te leo en los comentarios. Y si estás pasando por un cambio… que sepas que no estás solo/a. 🌟
